El contacto inicial con Fernando Vilella, secretario de Bioeconomía de Javier Milei, llevó a Molina a recibir la propuesta de hacerse cargo del INTA. Si bien, ya tenía un amplio conocimiento del funcionamiento del instituto debido a su experiencia como director del Centro Regional Córdoba desde 2017 hasta este año, no esperaba recibir esta oportunidad.
Antes de su trabajo en el INTA, Molina acumuló una amplia experiencia en el sector agrícola y agroindustrial. Se graduó como ingeniero agrónomo de la Universidad Católica de Córdoba (UCC) y trabajó durante cinco años en la Cabaña Pilagá, una de las empresas de genética bovina más grandes del país. Además, fue asesor del Movimiento Crea y coordinó la Regional Córdoba NNorte.
En este sentido, Molina subrayó la importancia de realizar cambios culturales en el INTA para lograr una transformación que lo adecue al Siglo XXI. Esto implica pasar de un modelo lineal a uno de red, en el que la colaboración, la participación y el trabajo conjunto sean fundamentales. También mencionó la necesidad de modernizar el instituto, aprovechando al máximo las nuevas tecnologías y el enorme volumen de datos disponibles.
En cuanto a la relación público-privada, consideró que es fundamental fortalecerla aún más. Y señaló que el INTA debe ser un faro tecnológico y trabajar en estrecha colaboración con el sector privado para impulsar la investigación, la transferencia de conocimiento y el desarrollo de soluciones innovadoras.
Por último, Molina aseguró que no habrá recortes de personal en el INTA. Y añadió que el instituto es consciente de la importancia de su equipo humano y que se enfocará en optimizar los procesos y ser eficientes en el uso de los recursos.