Más de la mitad de las mujeres separadas no percibe cuota alimentaria por sus hijos

El Ministerio de Mujeres de la Provincia presentó un informe que alarma. Más del 40% de las madres se endeuda para hacer frente a la crianza.


El Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la provincia de Buenos Aires presentó este miércoles un informe sobre incumplimiento de la obligación alimentaria. Más del 50 por ciento de las mujeres separadas de los padres de sus hijos no recibe la cuota alimentaria. Un dato alarmante es que, frente a la necesidad de dinero para la crianza, más del 40 por ciento se endeuda.

«Incumplimiento de la obligación alimentaria en la Provincia de Buenos Aires: Un problema estructural que profundiza las desigualdades de género», es el título del informe oficial que se hizo en base a una encuesta que respondieron 6442 mujeres de los 125 municipios y más de 50 entrevistas. Es el primer diagnóstico que se hace sobre incumplimiento de las obligaciones parentales en la la provincia de Buenos Aires.

De acuerdo al relevamiento, más de la mitad de las encuestadas (51,2%) no percibe ningún tipo de aporte por parte del progenitor de sus hijas o hijos. Dentro del grupo de encuestadas que indican que el padre aporta dinero en concepto de obligación alimentaria (41,2%), un 24,9% menciona que este lo realiza de manera regular y un 15,3% de manera irregular.

En una notable menor proporción (7,9%), las mujeres señalan que el progenitor cumple con sus obligaciones alimentarias a través de la cobertura de gastos y necesidades de manera directa.

Estela Díaz, ministra de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad bonaerense, destacó dos aspectos del alto incumplimiento de las obligaciones parentales: Por un lado, «la vulneración del derecho de las infancias y juventudes a ser cuidadas, en todos los aspectos de su vida y desarrollo, por sus progenitores». Y por otro lado, «el impacto que la falta de aporte económico al sustento vital de las y los hijos tiene sobre la situación de pobreza, la falta de autonomía y la sobrecarga de tareas de cuidado, a las que principalmente las mujeres suelen hacer frente, en muchísimos casos, desde hogares monomarentales».

El informe aportó además que solamente el 10% de las encuestadas consideró que es suficiente el dinero para cubrir todos los gastos y necesidades las y los hijos, en los casos en que el padre cumple con sus obligaciones en dinero.

Para sostener económicamente la familia, cuando no hay aporte del padre, las mujeres deben incrementar las horas de trabajo y muchas se endeudan. De las encuestadas, el 44% depende de dinero prestado, ya sea de familiares como de bancos y financieras, para completar sus ingresos mensuales.

Así, el incumplimiento de la obligación alimentaria hace pasar a las mujeres de la condición de acreedoras (ya que a ellas se les debe la distribución en igualdad de la manutención y el cuidado de hijos e hijas) a la condición de deudoras, afectando la posibilidad de ejercer una vida autónoma, resumió el documento oficial.

Allí se explicó que el incumplimiento de las obligaciones alimentarias no solo se expresa en las necesidades materiales cotidianas (alimentación, vestimenta o salud de niñas, niños y adolescentes), sino que supone también el desligamiento respecto a las responsabilidades de cuidado y crianza por parte de los progenitores.

El análisis demostró que la ausencia de los progenitores varones en las responsabilidades de cuidado es transversal a los distintos sectores sociales. «No obstante, impacta con mayor dureza a los hogares monomarentales de los sectores populares, produciendo efectos negativos en las condiciones de vida y la salud de las mujeres», señaló la ministra.

La principal estrategia para garantizar las respuestas a estas necesidades se encuentra en el cuidado a cargo de familiares y amistades (35%) y, en segundo lugar, a cargo de la madre (23%). En muchos casos, las hijas e hijos mayores son quienes se encargan de sus hermanas y hermanos menores. La opción de guarderías, jardines y escuelas, solo representa el 4% de las respuestas.

Sólo el 10% de los progenitores cuidan a sus hijas e hijos. En este caso, existe una división estereotipada de tareas: los padres se ocupan más de las actividades de ocio como pasear, compartir algún evento, pasar tiempo libre los fines de semana, mientras que las tareas de cuidado que se relacionan con tareas escolares, control médico, alimentación e higiene siguen recayendo sobre las mujeres.

El cumplimiento o no de la obligación alimentaria se transforma en una herramienta de manipulación, extorsión y dominio, se consideró en el estudio. Muchas madres no optan por la opción judicial porque atravesaron situaciones de violencia, agotamiento e incluso se endeudaron para poder pagar un servicio jurídico, sin garantías de que todo ese esfuerzo redunde en el cobro efectivo de la obligación alimentaria. A esto se suma que casi la mitad de las encuestadas (45,9%) dijo desconocer el marco normativo que garantiza sus derechos y el de la niñez.

Otro dato en este sentido es que el 65% no conoce centros de atención, asesorías de familia o centros de acceso a la justicia donde pueden ser asesoradas.La demora en el proceso judicial, la extensión del uso de estrategias dilatorias y el tener que presentar pruebas de cómo y en qué se gasta el dinero de las y los hijos, se agregan al listado de obstáculos. 

La Justicia suele establecer porcentajes que van del 20 al 35 por ciento del salario del padre como aporte alimentario. En el caso de las madres «ellas comprometen el 100% de su tiempo y dinero en el cuidado y necesidades de hijas e hijos, y en líneas generales perciben salarios inferiores a los de los varones. Por esta razón, tarifar puede ser riesgoso porque se pierden de vista las particularidades y se simplifica, sin tener en cuenta las necesidades de cada niña, niño o adolescente», resumió el documento.

En casos donde existe un acuerdo alimentario, el 56,5% de las encuestadas contó que no existe un mecanismo de actualización que permita afrontar el encarecimiento del costo de vida.

En la provincia de Buenos Aires existe el Registro de Deudores Alimentarios Morosos de la Provincia de Buenos Aires (RDAM), una opción que genera obstáculos a los progenitores que incumplen con la obligación . Sin embargo, las personas entrevistadas coincidieron en que los efectos que provoca la inscripción no tienen efectividad suficiente para obligar al pago, amén de que el 69,4% de las mujeres que participaron del estudio, desconocen su existencia.

Informe:bonaerenser.com.ar