El Frente de Todos plebiscitó la gestión: perdió su bastión bonaerense y otras 16 provincias

La dura derrota de Alberto Fernández y Cristina Kirchner tensa más la interna y asoma el riesgo de radicalización. El Presidente quedó como único encargado de asumir una caída electoral que golpea a CFK y a la primera línea oficialista

Contradictorio, solo frente al micrófono a pesar del escenario compartido, el Presidente fue el solitario encargado de aceptar la derrota que sacudió al oficialismo con una magnitud que ninguno esperaba. Resultó una postal de la interna antes que la foto de unidad. No faltó nadie aunque esta vez Alberto Fernández fue el único orador. Afirmó que había escuchado el “veredicto” de las urnas, pero le bajó el precio a la elección –una “enorme encuesta”, dijo- y enfatizó que insistirá con la disputa entre “dos modelos”. Inquietante. Los números acababan de exponer una doble derrota, en la apuesta a polarizar las PASO y plebiscitar la gestión.

Empiezan a correr ahora 60 días hasta las elecciones legislativas de noviembre. El oficialismo agregó de entrada incertidumbre a un cuadro político y económico conmocionado. En su peor hipótesis, Olivos y el kirchnerismo duro especulaban con un triunfo ajustado en la provincia de Buenos Aires –dos o tres puntos, no siete u ocho como se difundía incluso en el anochecer del domingo- y un empate o derrota menor en el resultado nacional frente a Juntos por el Cambio.

El resultado desmoronó los planes. La intención era destacar la lectura bonaerense sobre la consideración nacional. Eso es lo que expuso el apurado festejo cuando no había cifras reales –un acto insólito y chocante, no sólo visto después en perspectiva– con Máximo Kirchner, Axel Kicillof y Victoria Tolosa Paz eufóricos. Pasadas unas horas, la imagen que acompañó al Presidente resultó ilustrativa, sobre todo por el cuidado segundo plano de toda la primera línea oficialista.

Lo dicho: Alberto Fernández quedó solo frente al micrófono. Fue expresión de una interna en tensión, con proyección riesgosa. Eso, potenciado por las versiones que desde el kirchnerismo duro colocaban en Olivos la carga de la derrota. Todo indica que el voto castigo o de cansancio y malestar social no puede ser entendido como un mensaje restringido al Presidente. En todo caso, el desgaste presidencial tiene relación directa, en primer lugar, con el esquema de peso invertido en el poder. Así nació la fórmula. Los costos incluyen y trascienden al Presidente.

Pero hay una cantidad de elementos que ayer quedaron a la vista de todos y que seguramente generarán versiones ásperas y hasta envenenadas sobre los grados de compromiso en todas las franjas del Frente de Todos, en el plano institucional y en el juego territorial. Por lo pronto, la derrota afectó a sus principales referentes, en mayor o menor grado: Cristina Fernández de Kirchner, Máximo Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof. También a algunos ministros y a varios gobernadores.

Leé más en el informe de Eduardo Aulicino en infobae.com