Llevó a su equipo de fútbol a la Primera división de Mendoza y quiere llegar a la selección

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Con el club Boca de Bermejo, de Guaymallén, logró el ascenso a la Primera de la Liga mendocina; obsesiva, dice que le dedica 14 horas por día al fútbol

«Hace tres meses me sentía descompuesta y me hicieron estudios. Estuve a punto de sufrir un ACV y me operaron de urgencia», cuenta con la voz entrecortada Silvana Villalobos. Su vida sufrió un duro golpe que por poco la detiene. Por completo. Sin embargo, ella sigue adelante porque en su diccionario de la vida nunca existió la posibilidad de perder el tiempo. No se lo permite. Ni antes, ni ahora. A los 5 años descubrió su verdadera pasión: la pelota. Una número 5 para convertirse en la princesa del potrero. Desde ese momento, jugar en la canchita con su hermano y los amigos comenzó a ser su verdadero amor. Así, el fútbol se apoderó para siempre de la mendocina, quien a los 43 años hace historia en todo el país: se transformó en la primera mujer en dirigir un equipo de hombres que ascendió a una Primera división, en este caso de la Liga Mendocina. Lo logró con el Club Boca de Bermejo, ubicado en el departamento de Guaymallén. Es más, su hazaña «xeneize» es incluso inédita en toda Latinoamérica y su nombre suena para dirigir la selección argentina de fútbol femenino.

Quienes conviven a diario con ella la definen como una mujer de gran carácter pero con un enorme corazón que no deja de sorprender a propios y extraños y se siente cada vez con más potencia para seguir conquistando sueños, propios y ajenos.

«Antes había personas que me mandaban a lavar los platos, hasta que me empezaban a ver jugar y se terminaban quedando. Hoy no siento las diferencias, y ahora me toca estar del otro lado, en el banco. Siempre confié en mis condiciones y sabía que podía hacer algo lindo, por mi forma de trabajo. Todos nos sorprendimos, porque este gran triunfo se logró en un año», dice aLA NACION la Colo, como la llaman todos. Y agrega: «Me han tomado con un respeto increíble. Me siento orgullosa. Tengo el lugar que anhelé y creo merecerlo. No me cuesta estar con hombres, las diferencias no están; lo veo como algo normal, nadie me ha insultado y recibo apoyo y felicitaciones de todos. Hoy todo es una revolución».

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