Salto: Últimas funciones de «El pan de la locura», obra que transcurre en un espacio real

de Carlos Gorostiza
dirección Federico Ceriotti

Esta obra tiene la particularidad que es en un espacio real, transcurre en una panadería de la ciudad. ÚLTIMAS FUNCIONES


El argumento de la obra (un clásico argentino) transcurre en una cuadra depanadería. Para este caso en particular, se decidió hacerla en un espacio real y actualmente en funcionamiento: la cuadra de la Panadería Modelo, perteneciente a los Castagno, una familia tradicional de panaderos de la ciudad que lleva casi ochenta años haciendo el pan para sus vecinos. Sería la primera vez que una obra
se desarrolla en un espacio real en Salto, lo que la vuelve un acontecimiento cultural.


Respecto al elenco, se reunieron para esta ocasión, actores profesionales yamateurs que pertenecen a los distintos grupos de teatro de la ciudad, conformandoun elenco ecléctico que incluye hombres, mujeres, jóvenes, adultos, principiantes,profesionales y actores de vasta trayectoria en la cultura local (inclusive a dosmiembros de la familia de panaderos).Tenemos como objetivo la producción de un evento cultural de calidad, incluyendo avecinos y público en la participación. Al convertir la panadería en una sala de teatro,
buscamos unir la magia del arte dramático con la del trabajo artesanal de hacer el pan.

Tenemos como objetivo la producción de un evento cultural de calidad, incluyendo avecinos y público en la participación. Al convertir la panadería en una sala de teatro, buscamos unir la magia del arte dramático con la del trabajo artesanal de hacer el pan.


Sobre la obra…
Puede parecer la cuadra simplemente el espacio donde se hace el pan. Lo cierto es que no es sólo masa lo que allí se cocina. Definitivamente, el pan no está hecho sólo de harina, agua y un poco de sal. Tanto más hay en él: madrugada, radio, mate, una pena mordida, una palmada en el hombro, silencio, recuerdos, una broma, hambre, miedo… Cada mañana, cuando se levanta la cortina del negocio, muchas cosas han sucedido ya en la panadería. Incluso irreparables. ¿Pero será alguna tan fuerte
como para romper su rutina implacable?


Sobre el lugar…


Hace casi 70 años, aquí en Salto, un joven les enseñó a sus hermanos su recién aprendido oficio de panadero. Quizás aprender a hacer el pan fuera la única forma de asegurarse que nunca más les vuelva a faltar.


¿Habrá imaginado entonces que estaba señalando el destino del resto de su extensa familia? Lo cierto es que así fue. Una vez aprendido, este oficio fue pasando de generación en generación hasta llegar hoy aquí, a esta cuadra que levantaron con sus propias manos.


Esta obra es para quienes se hacen grandes haciendo cosas pequeñas. Levantándose cada día antes que el sol, sin domingos ni feriados. A veces mordiendo penas y otras colmados de felicidad. Siempre guardando para el cliente su mejor sonrisa.


Porque “cada pan que hacemos es una cosa pequeña. Pero es el pan de la gente. Y a la gente le cuesta mucho este pan. Por eso se convierte de una cosa pequeña en una cosa grande si nosotros nos damos enteros y lo hacemos sano, y limpio, y digno de la gente”


Anael Castagno