Esperanza: Una vacuna que protege de por vida

Bélgica desarrolla la vacuna que podría proteger frente al coronavirus y la fiebre amarilla por años

Es desarrollada por el Instituto Rega de la Universidad de Lovaina, en Bélgica . La nueva técnica, aún bajo estudio y que se espera que sea aprobada en 2022, consiste en usar el código genético del virus de la vacuna contra la fiebre amarilla a modo de vector (portador) de la proteína de la espina del Covid-19 para lograr una respuesta protectora «eficiente» contra ambos virus al mismo tiempo. 

Una sola dosis de la vacuna contra el Covid-19 desarrollada por el Instituto Rega de la Universidad de Lovaina (Bélgica), basada en la vacuna de la fiebre amarilla, podría proteger de por vida, según explican a Efe el jefe del centro, Johan Neyts, y la investigadora española Lorena Sánchez Felipe.

Además de la prometedora vacuna, el equipo trata de dar con tratamientos efectivos contra el SARS-Cov-2 y otros virus.

Sánchez Felipe y Neyts reciben a Efe en la entrada de un moderno edificio que alberga un laboratorio automatizado único en su género donde, como «buscando una aguja en un pajar», en los últimos meses han sido analizadas 1,7 millones de sustancias para comprobar si reducen la proliferación del coronavirus.

«Llevo trabajando aquí cuatro años (…) en el grupo de vacunas. Mi labor principal es el diseño, el descubrimiento de nuevas vacunas. Me ocupo de toda la parte de biología molecular relacionada con ellas», dice la científica, que estudió Biología y Bioquímica en Salamanca antes de hacer un postdoctorado en el Albany Medical Center (Nueva York), donde pasó tres años y medio investigando el virus de la Hepatitis C.

La investigadora explica que ha estado activamente involucrada en el diseño de la vacuna contra el coronavirus del Instituto Rega.

«Desde el momento en que empezamos a trabajar hice rápidamente los diseños basados en el conocimiento que ya teníamos de otras vacunas», en particular la de la fiebre amarilla, señala.

«Hemos hecho un esfuerzo increíble. Nos hemos unido varios equipos trabajando en diferentes partes que eran necesarias para tratar de crear la vacuna lo antes posible», explica la experta.

Asegura que todos ellos llevan «prácticamente trabajando día y noche, de lunes a domingo, desde que empezó».

El equipo del Instituto Rega confía en que la vacuna sea autorizada en 2022, después de las pruebas llevadas a cabo en hámsters, que arrojaron muy buenos resultados y que deben ser completadas con los ensayos en humanos.

El motivo por el que se recurrió a la vacuna de la fiebre amarilla, añade, es que «tiene 82 años, ha sido utilizada en 800 millones de personas, sobre todo en regiones endémicas (…) y una sola dosis actúa rápidamente, facilitando una protección duradera».

Esa potencial vacuna es la mayor apuesta del Instituto en este momento, que comenzó a desarrollarla a principios de 2020, después de que equipos de China y Australia publicaran en internet el código genético del virus.

«Dos semanas más tarde empezamos a diseñarla», explica el experto belga.

«Hemos visto que en hámsters nuestra vacuna es muy efectiva, una sola dosis los protege completamente en solo diez días contra la infección de SARS-Cov-2», añade.

Frente a las dos vacunas que están ya autorizadas en la Unión Europea, la de Pfizer/BionTech y Moderna, «la ventaja de nuestra vacuna es que también ayuda en lugares donde la fiebre amarilla es endémica, como Latinoamérica y África, eso puede ser un bonus».

Además, se puede guardar a 5 grados, «muy posiblemente tendrá una protección a largo plazo» y protegerá también contra la fiebre amarilla.

Tras los estudios en animales, está previsto que los ensayos en humanos comiencen el próximo otoño.

«Puede parecer tarde comparado con Pfizer y otras pero somos un equipo más pequeño, con otro presupuesto», añade Neyts, y precisa que si todo va bien, confían en que la vacuna reciba una autorización en 2022.

El laboratorio opera ahora con la empresa holandesa Batavia Biosciences para fabricar la vacuna en grandes cantidades y poder llevar a cabo los ensayos en voluntarios.

«Somos un pequeño laboratorio académico, no podemos producir una vacuna en la cantidad que se necesita para llevar a cabo los ensayos clínicos, estamos trabajando con una compañía de Holanda, que está produciendo la vacuna para esas pruebas», explica por su parte Sánchez Felipe.

Fuente: infobae.com.ar