Sturzenegger acepta que se complicó la inflación y volvió a subir las tasas


Se intensifican los cruces en el equipo económico porque la inflación no termina de ceder. La tasa de Lebacs subió a 28,1%.


La persistencia de la inflación núcleo en niveles altos, terminó de convencer a Federico Sturzzeneger que el sendero inevitable de la inflación que proclama el relato macrista no está para nada asegurado y volvió a subir fuerte la tasa, como le reclaman algunos analistas que coinciden con el rumbo del gobierno.

La tasa de interés de las Letras del Banco Central (Lebacs) subió fuerte este viernes en el mercado secundario y llegó a superar el 28% luego de una primera suba más modesta el jueves, en una decisión del presidente del Banco Central que agudizó la tensión con el sector de la Casa Rosada que lidera Mario Quintana.

Sin embargo, este alza, que es es continuación de la aplicada la semana pasada para atajar la suba del dólar, no se replicó en la tasa de referencia que lleva casi doce semanas anclada en 26,25%.

Este virtual congelamiento de la tasa de referencia pese a la suba del dólar, el mercado lo consideró como una concesión de Sturzenegger con el ala política del Gabinete para evitar que se enfríe la economía de acá a las elecciones.

El Central necesita plantarse y subir la tasa lo que haga falta hasta que la cantidad de dinero vuelva al nivel de octubre de 2016. A fin de junio cerró 8% arriba. Si no se elimina el excedente por las buenas, se elimina por las malas, con traslado a precios o dólar, advirtió Giacomini.

En su comunicado de política monetaria de este martes el Banco Central celebró que la inflación nacional -informada por primera vez por el Indec– marcó 1,2% mensual para junio. Y si bien se trata de la marca inflacionaria mensual más baja desde diciembre de 2016 y, con un 21,7% anual, es el nivel más bajo desde septiembre de 2013 (21,6%), esto no cambia el hecho de que por el salto en el dólar y una fuerte suba de bienes regulados, para julio las estimaciones privadas prevén que la inflación vuelva a acercarse al 2% mensual. Con el agravante de que el Indec lo informará a solo tres días de las PASO.

Por eso, la celebración respecto de cifra de junio fue cauta.

Es que solo en los primeros diez días de julio, los bancos desarmaron posiciones en pases por casi $17.000 millones que se volcaron al mercado y Sturzenegger resolvió rescatarlos mediante Lebacs. «No se observó una expansión de esa magnitud en los créditos en UVAs. Lo que más se movió fue el mercado de dólares», señaló Diego Giacomini, economista en jefe de la consultora Economía y Regiones.

Esta inclinación de los bancos por la divisa muestra la percepción del grado de expansividad de la política monetaria y la desconfianza sobre el valor del peso. «El Banco Central necesita plantarse y subir la tasa lo que haga falta hasta que la cantidad de dinero en términos reales vuelva al nivel de octubre de 2016. Y a fin de junio cerró 8% arriba -en términos reales-. Si no se elimina el excedente por las buenas, es decir mediante la absorción del Banco Central, se elimina por las malas, ya sea que se traslade a precios o al dólar y a precios. Cuanto antes se logre ese equilibrio, antes van a poder volver a bajar las tasas», explicó a LPO Giacomini.

Con una dificultad adicional: el próximo miércoles, el Banco Central enfrentará el vencimiento de casi $500.000 millones de Lebacs. Por esta razón, también dio más impulso a las tasas de largo plazo, en un intento por alejar vencimientos.

La pulseada política

Pero para Mario Quintana esto no basta y le apunta a Sturzenegger y su alta tasa de interés por la tibiez de la recuperación económica y su demora en llegar a la calle. Y también porque la inflación siga lejos de lo prometido. Al respecto, en el Gobierno destacan también la ironía de que el vicejefe de Gobierno hiciera lobby para echar a Prat Gay y ahora enarbole sus mismas ideas siguiendo a Vladimir Werning – otro ex JP Morgan- y sea ahora quien cargue tintas contra la política monetaria del presidente del Banco Central.

Mario Quintana es hoy el principal cuestionador de la política de Sturzenegger en la Casa Rosada. De hecho, terminó replicando las objeciones de Prat Gay y hasta sumó a uno de sus colaboradores más cercanos: Vladimir Werning.

Los datos ciertamente no son alentadores desde la urgencia electoral. Con un crecimiento económico tibio, inflación más alta de la que el Gobierno esperaba mostrar, deuda externa creciente y sin recuperación del empleo asalariado -la mejora de los indicadores laborales se centra en el monotributo social-, en el equipo económico comenzaron a patearse la pelota.

En su defensa salen varios economistas que piden más tasa para que la desinflación no fracase y cargan la responsabilidad de que la inflación no baje sobre la dupla Dujovne-Caputo, que no acotan el gasto público ni reducen el uso de los adelantos transitorios pactados que obligan al Banco Central a emitir más pesos de lo que la economía demanda.

Como adelantó LPO, una de las propuestas para encauzar la baja de la inflación a las pautas de 2018 (del 8 al 12%) era llevar el financiamiento del Banco Central al Tesoro a $0. Pero el ministro de Finanzas se opuso. Por cada peso que el Banco Central no le dé a Dujovne, será él el responsable de tomar deuda con la que financiarlo.

Por ahora, Sturzenegger busca darle señales claras al mercado de que el plan antiinflacionario sigue en marcha y avanza en el mercado secundario corrigiendo la baja de tasas de interés aplicada en noviembre que él mismo reconoció que apuró porque «pecamos de exceso de optimismo».