«Las muestras de los sedimentos del fondo del río presentaron la mayor concentración de esos componentes, pero las altas corrientes y la capacidad de disolución del curso principal del Paraná atenúan la entrada de los afluentes», aunque el metabolito del herbicida fue detectado también «en el tramo bajo del río».
Uno de los cuatro investigadores del proyecto, el biólogo Damián Marino, del Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA), que depende de la Universidad Nacional de La Plata, aseguró a Télam que no existe un parámetro regulatorio de presencia de glifosato en sedimentos que permita estimar si las cantidades encontradas son excesivas o no, pero el monitoreo «arranca en la parte superior de la cuenca, con valores no detectables, a concentraciones de algunos miligramos por kilo en la fase final de la zona de Luján».