Junín: Preocupación por el fenómeno Cutting

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El cutting consiste en la autolesión infligida con el objetivo de causar dolor físico. En las escuelas se observa cada vez con más frecuencia que los adolescentes recurren a marcarse brazos, piernas u abdomen con cualquier objeto punzante que tengan a mano, que va desde una regla afilada hasta una trincheta.

Lo que comenzó como casos aislados en algunos colegios de Mendoza, el norte del país y el Gran Buenos Aires, se convirtió en este último tiempo en una tendencia que despertó la inquietud y el temor de varios directivos y docentes de Junín, muchos de los cuales aseguran que cada vez son más los alumnos de los primeros años del secundario que, acorralados por severos cuadros de angustia y depresión, se someten a lo que comúnmente se conoce como “cutting”, un fenómeno mundial al cual recurren algunos chicos con la idea de externalizar un sentimiento que de otra manera no pueden ni saben expresar.

Lejos de ser una moda, el “cutting” -cortarse la piel, sobre todo las muñecas- guarda en sí diferentes mensajes que, más allá de las heridas físicas, dan cuenta de otras necesidades que merecen la atención y reflexión por parte de los adultos. “Vemos que este fenómeno creció notablemente entre los adolescentes y se dan más casos en las aulas de toda la Provincia”, apunta la licenciada en Educación y consultora psicológica Carolina Nogueira, autora del libro “Desanudando silencios”, quien fue convocada en los últimos días por autoridades del Sadop bonaerense para capacitar a docentes y dar charlas entre padres y alumnos ante la escalada de casos.

“El cutting consiste en la autolesión infligida con el objetivo de causar dolor físico -apunta Nogueira-. En las escuelas se observa cada vez con más frecuencia que los adolescentes recurren a marcarse brazos, piernas u abdomen con cualquier objeto punzante que tengan a mano, que va desde una regla afilada hasta una trincheta”.

Por qué lo hacen

Necesidad de ser escuchados y de expresar un insoportable dolor psíquico, de romper con las reglas establecidas, disconformidad, miedo a la no aceptación y sentimientos de abandono o desprotección, son algunas de las razones que esgrimen los expertos a la hora de intentar explicar un fenómeno que no para de crecer y que tiene a chicos de entre 13 y 17 años como sus principales protagonistas.

“Este fenómeno tiene además la característica de ser difícil de detectar -explica Nogueira- ya que generalmente se esconden las lesiones debajo de la ropa, en sitios del cuerpo que pueden permanecer ocultos a la vista de los demás. Si bien no existen estadísticas oficiales sobre el tema, es muy común que estos casos se presenten durante los primeros años de la adolescencia y que se den con mayor frecuencia en las chicas que en los chicos”.

Pese a que las cifras sobre este tema escasean a nivel nacional, los expertos consultados coinciden en que los casos se duplicaron en el último lustro. También en que la sensación de “bienestar” que les provoca a los jóvenes cortarse la piel es pasajera. Como carecen de otras herramientas para expresar lo que les molesta, se apunta, regresan una y otra vez a infligirse dolor físico a través de un corte para así atenuar el dolor emocional.

“La solución ante esto es fomentar políticas educativas tendientes a lograr cercanía en la relación docente-alumno y generar espacios donde existan charlas de las cuales se hable de estos temas”, se apunta desde el Observatorio Internacional de la Violencia Escolar, cuyos especialistas sostienen que “el mecanismo de hacerse un daño físico a sí mismos es un tema muy complejo en el mundo adolescente, que por lo general no tiene una sola causa y se expresa bajo diferentes modalidades”.

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