Leicester City Campeón de Inglaterra

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Schmeichel se paró al lado de Begovic y le levantó el ánimo a pesar del 0-2 de arranque. El capitán Morgan gritó a la distancia para ordenar el fondo. Drinkwater y Kanté ayudaron a Obi Mikel y Matic. Mahrez tiró paredes con Fábregas y Hazard. Vardy y el argentino Ulloa se asociaron a Diego Costa. Y hasta Ranieri le susurró algo al oído Guus Hiddink. Los de azul, en Stamford Bridge, no eran solo los del Chelsea.

Los pares del Leicester se juntaron todos en la casa del goleador Vardy e hicieron fuerza a la distancia, para que le empaten 2-2 al Tottenham y puedan ser, por primera vez, los campeones de la Premier League. ¡Lei-SI-ster!

Parecía que los goles de Harry Kane y Heung-Min Son en el primer tiempo iban a estirar la definición hasta el fin de semana. El Tottenham, con Lamela de titular y Pochettino de cerebro, ganaba bien y no dejaba festejar a Leicester.

Sin embargo, un clásico de Londres tiene condimentos de sobra y el Chelsea salió a jugarse todo, con el apoyo de algunos hinchas los Zorros (apodo del Leicester) en la cancha. Cahill descontó y le puso suspenso a un drama inglés. Las pelotas empezaron a picar cerca de Lloris, hasta que Diego Armando Hazard armó un jugadón arrancando de mitad de cancha, asociándose con Diego Costa y definiendo con clase maradoniana, para clavarla al ángulo. Sí, 2-2 y título para los primerizos. Y un poco de temperatura: hubo varios cruces picantes entre los jugadores de Spurs y Blues.

Pasaron 132 años desde su nacimiento. Supo esperar y tiene premio. Eso es el Leicester. El equipo de todos. El humilde que se hizo enorme ante gigantes que achicó en la cancha: 22 partidos ganados, 11 empatados, sólo tres perdidos, 64 goles a favor y 77 puntos para consagrarse, para colmo, a falta de dos fechas para el cierre. El Tottenham quedó en 70. Inalcanzable. La fiesta arrancó en Londres, con epicentro en las calles de Leicester, con alta temperatura en la casa de Vardy y con el partido del sábado, vs. Everton y en casa, para celebrar a todo trapo. Porque sí se puede.

Diario Olé