Resentido y a contramano de Vidal, Mahiques casi no aparece por su despacho en Justicia

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En su discurso ante la Asamblea, María Eugenia Vidal dijo que ella y su equipo trabajan 24 horas por día y los siete días de la semana, pero el Ministro de Justicia parece una excepción: decepcionado por acuerdos incumplidos y un salario exiguo, sólo viaja a La Plata una vez por semana.

A casi tres meses de iniciada la gestión, el Ministro de Justicia Carlos Mahiques no parece convencido de estar siguiendo su vocación, y pone en un brete a la María Eugenia Vidal. Es que, mientras la Gobernadora demanda–lo dijo en su discurso del martes-, estar “a disposición las 24 horas, los 7 días de la semana”, al Ministro se lo ve por su despacho únicamente los lunes, y nadie sabe a ciencia cierta para qué.

En rigor, Mahiques tiene bastante que reprocharle a Vidal. Es que el ex camarista llegó a la nueva administración de la mano de un hombre que, a estas alturas, más que un “operador” de la Justicia se ha convertido en un verdadero factor de poder. Daniel Angelici, de él se trata, convocó a Mahiques persuadido por Fernando “Pipi” Mancini, dirigente de AFA y compañero de cámara del ahora Ministro.

Claro que, entonces, prometió otro cargo a Mahiques: la cabeza del Ministerio Público que ostenta desde hace doce años María del Carmen Falbo. “Son tres o cuatro meses y a la Procuración”, fue la promesa que escuchó y que hoy ve evanecerse en el aire. Asumir semejante compromiso revela la desesperación de la nueva administración, vaciada de cuadros políticos para cubrir la vacante de Ricardo Casal. Tal es así que ni siquiera importó el pesado antecedente del camarista, que en sus tiempos de juez subrogante de la Suprema Corte de la provincia, votó en contra de la realización de un aborto no punible a una adolescente con discapacidad mental, cuyo embarazo había sido producto de una violación.

Hay motivos de vocación y de bolsillo para la frustración del Ministro, que perdió 100 mil pesos de salario con su traspaso del Poder Judicial al Poder Ejecutivo. Además, la función que asumió incluye un inconveniente que en su momento no supo prever y que le trajo los primeros dolores de cabeza apenas asumido: el Servicio Penitenciario, que se rige bajo la órbita del Ministerio de Justicia, y que nunca le interesó conducir

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