Martín Barrionuevo: Cuando el zorro gobierna el gallinero

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Mucha tropa riendo en las calles con sus muecas rotas cromadas (…) Nuestro amo juega al esclavo de esta tierra que es una herida que se abre todos los días a pura muerte, a todo gramo.” Ya se ha dicho que lo novedoso de la última elección presidencial fue el hecho de que la derecha accedió al gobierno por medio del voto popular.El sueño del zorro de poder cazar en los estrechos límites del gallinero, es viejo, lo novedoso es que las propias gallinas le abran la puerta. Descontando que la metáfora solo ilustra la diferencia entre los sectores concentrados del poder económico en relación al pueblo y no de la fama de “pocas luces” que tienen los plumíferos. Al papel de la derecha le cabe mejor la metáfora en ese sentido, incluso nos hemos equivocados en subestimarla, la derecha no es estúpida ni mucho menos por eso no es una buena estrategia celebrar su supuesta falta de inteligencia. En los 90` existía una extensa liturgia sobre las burradas del entonces presidente Carlos Menem, nos hacia sentir moralmente superiores, un aliciente que servía de poco para combatir el desmantelamiento del Estado. Los propios medios blindaban la política entreguista del menemismo entreteniéndonos día y noche con la burrada del día. Tal vez lo que creemos parte de su debilidad es un convite para perdernos y perder fuerzas en lo que solo es una muestra de su cinismo, a cada falta de ortografía le corresponde una ola de medidas antipopulares. A Menem no le hacia mella ni le preocupaba que lo critiquen por citar las inexistentes obras de Socrates, ni a Macri le interesa saber si “resolvido” se escribe “resuelto”, solo le interesa llegar a marzo con 100.000 trabajadores en la calle para condicionar la discusión de las paritarias. Le interesa que cada trabajador vea que detrás suyo hay otro trabajador dispuesto a cubrirlo por menos salario, porque considera que los laburantes veníamos muy envalentonados con esto de las paritarias. La verdadera disputa de poder esta ahí, y las organizaciones sindicales tenemos un gran desafío. Pero como el universo sindical no es para nada homogéneo hay sectores que no solo ayudaron a abrirle al zorro la puerta del gallinero, sino que están ensayando una postura dialoguista, el propio Momo Venegas (al que llamarlo dirigente sindical sería un insulto a los dirigentes sindicales que estuvieron siempre con sus trabajadores) fue el primero en decir que “Hay que darle tiempo al presidente”. Otros sectores, relacionados a la producción cuyo dique de contención para proteger el empleo era la política proteccionista del kirchenrismo, obraron con absoluta irresponsabilidad. El caso de la producción de calzado en la ciudad de Chivilcoy es tristemente emblemático. Ante este marco, la conjunción de fuerzas del movimiento obrero, despertando el mejor reflejo de la pelea contra el neoliberalismo en los 90´ y canalizando la voluntad de los trabajadores para defender lo conquistado es lo que va a frenar la estrategia de despedidos y va a garantizar la posibilidad de éxito en la primer pelea por paritarias en el gobierno de Cambiemos. Mientras afrontamos todo esto, es una buena oportunidad para comprobar porque no hay que abrirle al zorro la puerta del gallinero, ya que solo gobierna en función de su propia voracidad.

 

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