Las mutaciones del coronavirus: por qué no debemos alarmarnos

He escuchado que el coronavirus está mutando, ¿tengo que preocuparme?

No. Es completamente natural que el coronavirus sufra mutaciones. Los virus «viven mutando».

Quizás por la influencia de la ciencia ficción, asociamos la palabra «mutación» con algo que concede superpoderes, pero en los virus es un fenómeno esperado y habitual.

¿Dónde se producen las mutaciones?

Podemos imaginarnos al coronavirus como una «pelota» formada por una capa de proteínas y grasa. Dentro de esa «pelota» se encuentra el «ARN» del virus: ese es su material genético, su «manual de instrucciones».

Es en el ARN donde pueden producirse las mutaciones.

¿Conocemos el ARN del virus?

Sí, el ARN del virus es una secuencia unas 30.000 «letras» como la que veis aquí (traducidas a ADN):

¿Cómo se producen las mutaciones del ARN?

Una vez dentro de las células humanas, el virus utiliza la maquinaria celular para multiplicarse.

El ARN también tiene que replicarse, y al copiarse a sí mismo a veces se producen errores. A esos errores se les conoce como «mutaciones».

Una mutación es una equivocación al copiar una de las «letras» y convertirla en otra. Por su forma de replicarse, los virus de tipo ARN como el nuevo coronavirus tienen más tendencia a cometer esos errores.

¿Conocemos las mutaciones del coronavirus?

Sí. Un proyecto llamado «NextStrain» recoge las secuencias de ARN del virus tomadas de 2.600 pacientes diferentes alrededor del mundo.

Comparando las diferentes secuencias, podemos ver dónde están las mutaciones y construir una especie de «árbol genealógico» del virus.

¿Y cuántas mutaciones hemos visto en el nuevo coronavirus?

Todos los virus que han sido secuenciados se diferencian del «virus original» de Wuhan entre 0 y 20 mutaciones.

¿Que el virus mute significa que se vuelva más peligroso?

No necesariamente. La mutaciones observadas hasta ahora no tienen efectos en el funcionamiento del virus.

De hecho, hay un argumento evolutivo para que los virus se vuelvan menos peligrosos en sus mutaciones: si, por ejemplo, la nueva «variedad» del virus mata demasiado rápido a su huésped, los virus tampoco irán a ningún sitio, pues necesitan a su huésped para reproducirse y transmitirse al siguiente.

Además, un cambio en las características del virus (como por ejemplo su capacidad de transmisión o su letalidad), puede depender de la modificación de múltiples genes, lo que requiere muchas mutaciones complementarias.

Las mutaciones más importantes serían las que afecten a la zona que codifica la llamada proteína «S», que corresponde a los «pinchos» del coronavirus. El «pincho» es lo que utiliza el virus para introducirse en las células humanas y también el elemento que nuestro sistema inmunitario reconoce para luchar contra él. Si cambiase mucho esa región, podría ocurrir que una vacuna frente a una «variedad» del coronavirus no fuese efectiva frente a otras variedades. Por los análisis realizados hasta ahora, estamos lejos de que eso ocurra.

Como explica este artículo recién publicado en la revista Nature Microbiology , habrá que seguir estudiando en detalle las mutaciones del coronavirus, pero no deberíamos obsesionarnos con los titulares alarmistas al respecto.