Satriano: El campeón de la constancia y el esfuerzo


16 de Diciembre de 1990 – 24 Años – 16 de Diciembre de 2013


El campeonato que Satriano consiguió en 1990 fue merecido como muy pocos en la historia del TC. Porque más allá de lo que decía la balanza fue un deportista ejemplar. Porque de las 17 competencias disputadas en 1990, en 13 llegó entre los seis primeros, en las otras cuatro abandonó en una (San Lorenzo), no largó la final en otra (Balcarce) y en las restantes fue 16° (Nueve de Julio) y 11° (Tandil). 

Diez años tuvieron que pasar para que pudiera festejar su primer, y a la postre, único título de Turismo Carretera. Diez años en los que muchas veces se quedó en las puertas de la gloria, pero en los que supo ganarse el respeto y los elogios de casi toda la familia del TC.
Diez años en los que constituyó en un símbolo inmaculado de Chevrolet, siendo el piloto más ganador en esa década de la marca y el que más veces vio primero la bandera a cuadros arriba de una Coupé Serie Dos -récord que aún hoy ostenta-, desde su arribo a la categoría más popular de Argentina.
Pero todo eso lo dejó a un lado Emilio Salvador Satriano aquel domingo 16 de diciembre de 1990, cuando la soleada mañana de Tandil aguardaba por el despertar de los motores de 101 máquinas de TC dispuestas a disputar el Gran Premio Coronación de la temporada. Nunca había llegado a la definición de un campeonato en una situación tan ventajosa para él. Si bien en 1985 había sido subcampeón, el dominio de Roberto Mouras y su Dodge en esos tiempos era casi imbatible. Volvía al escenario donde había debutado en el TC, el 7 de diciembre de 1980. En aquella ocasión había abandonado en la última vuelta cuando marchaba en la segunda colocación. Pero donde también había triunfado dos veces: en noviembre del ’84 y en enero del ’86.

Con 50 puntos en juego, el hombre de Chivilcoy llegó a la última fecha con 34,50 de diferencia con el tricampeón reinante del TC, Oscar Castellano. El «Obispo» venía con un sprint final de temporada arrollador. Cuatro victorias consecutivas (Balcarce, Lobos, Bahía Blanca y Olavarría) y un cuarto puesto en la anteúltima en Buenos Aires presagiaban como nunca que la hora de Satriano había llegado. El desarrollo de la competencia en el Oscar Gálvez lo confirmaba. Mientras el representante de Chevrolet se recuperaba de una mala serie -llegó undécimo – y pudo arribar cuarto, «Pincho» abandonaba en su batería cuando el escape del Ford de Eduardo Marcos le rompió la válvula del neumático delantero izquierdo. Sólo 16 puntos lo separaban de la conquista que tanto anhelaba.

Estaba claro para Emilio que la competencia que cerraba un largo año de 17 fechas del TC era para él un duelo personal contra Castellano. Lejos de la lucha por el triunfo, cerca de la calculadora. Veinte mil personas esperaban el inicio de la primera de las dos etapas que conformaban un Gran Premio, que se definía por suma de tiempos.

En la lucha por la victoria Roberto Mouras  (Chevrolet) y Luis Hernández (Chevrolet), Osvaldo Morresi (Chevrolet), «Cocho» López (Chevrolet) y Vicente Pernía (Dodge) eran los principales animadores.Ya antes de finalizado el primer giro -que en aquel semipermanente de Tandil de poco más de 32 kilómetros rondaba los 12 minutos- el «Toro» de Carlos Casares había saltado desde el tercer lugar en el camino a la punta, dejando atrás a los contendientes a la corona: Satriano y Castellano.

En la siguiente vuelta Mouras desplazó a Hernández, líder en los cronómetros, para llevarse la primera etapa en 55m15s575/1000 a 175,713 km/h. El de Nicanor Otamendi estuvo de cerca de llevarse el parcial pero el tiempo perdido en superar al «Pato» Morresi y a Oscar Aventín (Ford) y un pequeño desliz en una de las chicanas se lo impidieron.

Los candidatos, por su parte, buscaban su propio bienestar. El de Chivilcoy, con la idea fija de ver la bandera a cuadros, fue cediendo posiciones en la ruta hasta descender al 15° puesto. El de Lobería cuidó el Falcon con vistas a la segunda etapa y por eso su actitud no fue tan agresiva como algunos hubieran esperado. Igual fue suficiente para arribar sexto y limar seis puntos la ventaja que debía descontar, reduciendo el margen a 28,50 cuando todavía quedaban en disputa 38.

Tandil siempre fue un circuito peligroso con antecedentes de importantes accidentes. Por eso los 55 minutos de demora que debió el inicio de la segunda y última etapa para ubicar al público en lugares seguros parecieron un anticipo del final accidentado que se venía.

El último parcial mostró a un Mouras cuidando el liderazgo alcanzado anteriormente y a un Castellano que salió a jugarse el todo por el todo en pos de un milagro que le diera su cuarto campeonato consecutivo y segundo con el Ford. Los cambios efectuados en su máquina dieron el resultado esperado, ya que el «Pincho» se ubicó segundo del «Toro».

El «Obispo», por su parte seguía con la cabeza puesta en mantenerse en pista, aunque había mejorado con respecto a la anterior recorrido: se ubicaba noveno. En la cuarta vuelta llegaron las definiciones: justo cuando Castellano alcanzaba el liderazgo de la etapa, aparecieron las banderas rojas a causa de los accidentes de Néstor Gardinalli, Eduardo Drivet y Enrique Aranzana, que obligaron a la finalización de la competencia, cuando aún restaban dos vueltas por disputar.

De esta manera, Mouras quedaba como el triunfador del parcial y de la General -no se tomó en cuenta la trunca cuarta vuelta- igualando a Satriano como el más ganador del año con cuatro victorias. La segunda colocación del de Lobería en la etapa final no le alcanzó más que para el sexto puesto en la general, quedando a 12,50 puntos del campeón. El podio, copado por los representantes del «Chivo», lo completaron Hernández y «Cocho» López.

Emilio, por su parte, coronaba la tarde con la undécima ubicación que le permitió desatar un festejo contenido por años y logrado con el esfuerzo tenaz y constante de todo un equipo comandado por su hermano Pablo en la atención de los motores, Donadío en el chasis y la singular presencia de un «amuleto» -acompañante de 1,43 metros, Osvaldo Hidalgo. Sin dejar nada librado al azar, al punto tal de que en Tandil utilizaron un juego de neumáticos que apenas habían usado en una serie.

Fue en los momentos de mayor alegría de aquel 16 de diciembre que se habrá acordado de cuando corría con los Citroen 2CV, de los tiempos del Turismo Nacional con los Fiat 125 y 128, de esos diez años peleando siempre los primeros puestos en el TC, donde nunca había terminado, hasta 1990, más allá del sexto lugar en el campeonato y ganando carreras en cada una de las temporadas. Progresando y evolucionando a medida que pasaba las competencias, como él mismo reconoció.

«Después de nueve años de salir a matar o morir decidí variar un poco el planteo en función de afirmara las posibilidades de campeonato. Sin dejar de buscar los triunfos, traté de ir construyéndolos poco a poco. Para ello fue importante la confiabilidad del Chevrolet, sin que por ello dejara de ser veloz. Llegar a esto fue consecuencia de tantos años de trabajo en la categoría y una experiencia que posibilitó ir acorralando los problemas para así encontrar las soluciones».
Esa fue la clave que le permitió al «Obispo» darle una alegría que los fanáticos de Chevrolet no experimentaban desde la temporada 1979/80 con el título de Francisco Espinosa. Así inscribió su nombre junto a grandes como Juan Manuel Fangio, Juan Manuel Bordeau, Carlos Pairetti, quienes junta al mencionado Espinosa, fueron los únicos cinco campeones de la marca en 52 años de vida del TC. Después vendrían los campeonatos de Juan María Traverso, Guillermo Ortelli al por mayor, y Christian Ledesma, Agustín Canapino…pero esa es otra historia.

El campeonato que Satriano consiguió en 1990 fue merecido como muy pocos en la historia del TC. Porque fue para la categoría, lo que Enrique Bochini fue para Independiente, porque fue un ejemplo de caballerosidad deportiva, de sacrificio, de sapiencia y talento para saber llevar un auto, porque fue, es y seguirá siendo un símbolo eterno de los hinchas de Chevrolet. Por todo esto Satriano, el «Obispo», es un piloto de culto.

EL CAMINO DEL CAMPEÓN AL TÍTULO
Fecha – Día – Circuito – Pos Serie – Pos. Final

  1. 18 de febrero Santa Teresita 3° 4°
  2. 11 de marzo Buenos Aires 2° 3°
  3. 25 de marzo La Plata 3° 6°
  4. 8 de abril Balcarce Abandonó No largó
  5. 6 de mayo Junín 2° 3°
  6. 20 de mayo Buenos Aires 6°4°
  7. 17 de junio San Lorenzo 4° Abandonó
  8. 15 de julio Buenos Aires 8° 2°
  9. 12 de agosto Nueve de Julio 2° 16°
  10. 26 de agosto La Plata 2° 2°
  11. 9 de septiembre Buenos Aires 1° 2°
  12. 7 de octubre Balcarce 2° 1°
  13. 21 de octubre Lobos 1° 1°
  14. 4 de noviembre Bahía Blanca 2° 1°
  15. 18 de noviembre Olavarría 2° 1°
  16. 9 de diciembre Buenos Aires 11° 4°
  17. 16 de diciembre Tandil 15°/9° 11°

     

Fuente: Automovilismo Total