San Antón: 17 de enero Día del protector de los animales

 

“La compasión por los animales y por los hombres no se excluyen mutuamente”.

Santa Teresa de Calcuta

 

Hoy, 17 de enero, como todos los años, se conmemora el Día del Protector de los Animales, en honor a San Antonio Abad (San Antón), quien » en  medio  de la  vida  austera que  llevó, descubrió las  sabiduría y amor divinos a través de observar la naturaleza. De esa revelación,adquirió la costumbre de bendecir  a los  animales y a las plantas»

San Antonio Abad murió el 17 de enero de 356 en Egipto (su tierra natal), a la edad de 105 años. Como fundador de conventos, adquirió el título de abad, que significa padre. Sus restos fueron llevados a Alejandría y a Constantinopla.

La celebración fue impulsada desde la época colonial por los frailes franciscanos y, en muchos lugares, se llevan animales y semillas a las parroquias para ser bendecidos. Considerando que no todos pueden llevarlos, en la mayoría de los casos, el párroco bendice agua para que se lleven y, poder así, realizar la bendición en sus propios hogares/campos.

Es muy importante esta fecha, pues se recuerda el equilibrio que debe existir entre el hombre y la naturaleza.

 

San Antonio Abad (San Antón), que cada 17 de enero se le recuerda, es protector y patrón de los animales ya que le agradaban mucho y siempre los cuidaba. Sentía cierta debilidad especialmente por los «cerditos”, en medio de la vida austera que llevó, descubrió la sabiduría y el amor divinos a través de observar a la naturaleza. De esa revelación, adquirió la costumbre de bendecir a los animales y a las plantas. A partir de su muerte, fue invocado como protector de los animales. Por ello, esta celebración trata de recordar el equilibrio que debe existir entre el hombre y la naturaleza; en este caso específico, con los animales (y/o plantas).

Por ser San Antonio protector de los animales se acostumbra a que en su fiesta se lleven a bendecir los animales domésticos, es por ello que en los templos los feligreses llevan a sus mascotas para ser benditas por los sacerdotes. La gente durante este día, lleva a bendecir a sus perros, pájaros, gatos, tortugas, canarios, conejos, pollos, hámsters y hasta animales exóticos, con adornos para recibir el agua bendita. Todos los animales como las personas, además de corazoncito, también tienen alma y por ello, ¡se les debe respetar como se debe respetar a los seres humanos!

Jerónimo de Estridón, en su “Vida de Pablo el simple”, un famoso decano de los anacoretas de Tebaida, cuenta que Antonio fue a visitarlo en su edad madura y lo dirigió en la vida monástica; el cuervo que, según la tradición, alimentaba diariamente a Pablo entregándole una hogaza de pan, dio la bienvenida a Antonio suministrando dos hogazas. A la muerte de Pablo, Antonio lo enterró con la ayuda de dos leones y otros animales; de ahí su patronato sobre los sepultureros y los animales. Además en la Edad Media para mantener los hospitales soltaban los animales y para que la gente no se los apropiara los pusieron bajo el patrocinio de Antonio, por lo que corría su fama; en la teología, el colocar los animales junto a la figura de un cristiano, era decir que esa persona había entrado en la vida bienaventurada, esto es, en el cielo, puesto que dominaba la creación.

Se cuenta que también en una ocasión se le acercó una jabalina con sus jabatos que estaban ciegos, en una actitud de súplica, Antonio curó la ceguera de los animales y desde entonces la madre no se separó de él y le defendió de cualquier alimaña que se acercara; pero con el tiempo y por la idea de que el cerdo era un animal impuro se hizo costumbre de representarlo dominando la impureza y por esto le colocaban un cerdo domado a los pies, porque era vencedor de la impureza. San Antonio se suma a la lista de Santos que amaron a los animales, como San Francisco de Asís, San Martín de Porres, Madre Teresa de Calcuta, quien mencionó: “La compasión por los animales y por los hombres no se excluyen mutuamente”.