La tensión entre María Eugenia Vidal y Sergio Massa crece a medida que se dilata la aprobación del presupuesto de la provincia de Buenos Aires. En el entorno de la gobernadora todavía están dolidos por lo infructuosa que resultó la operación lanzada para reemplazar la alianza con el diputado en la Legislatura bonaerense, con un acuerdo con Florencio Randazzo.
Ese ensayo fracasó por dos razones elementales: Randazzo sólo tiene cuatro diputados –Massa y sus aliados unos treinta- y el ex ministro kirchnerista se prometió a no bloquear un eventual acuerdo, pero le aclaró al ministro de Gobierno, Federico Salvai: “Yo los votos no los junto”.
Esto obligó a Vidal a retomar el diálogo con Massa cara a cara, en un almuerzo en el trendy restaurant Elena del Four Season y ahí empezaron los problemas. Es que Massa, fiel a su estilo, ubicó estratégicamente un fotógrafo que hizo una toma “casual” de ambos a la salida del hotel, que luego algún usuario desconocido filtró en Twitter. Un operativo clásico que ya utilizó en otras ocasiones, para filtrar desayunos también “casuales” con de la Sota en Selquet en los bosques de Palermo, por ejemplo.
El tema es que Vidal recuerda por estas horas que cuando cerró con Massa su pacto de gobernabilidad -básicamente apoyo legislativo a cambio de entregarle la presidencia de la Cámara de Diputados bonaerense para el massista Jorge Sarghini-, este acuerdo incluía la aprobación del presupuesto del 2017.
Acuerdo que se supone se ratificó en la comida de Elena. Por eso, los reparos que esta semana lanzaron los legisladores de Massa, tanto al nivel de endeudamiento que quiere tomar Vidal, como su propuesta de gravar más al juego, cayeron pésimo en la Gobernación.
“Massa está en una situación complicada, haciendo equilibrio entre Macri, Vidal y Cristina, por lo que necesita mostrarse activo en los medios diciendo cosas que, muchas veces, son distintas a las que habla en las reuniones puerta para adentro”, afirman en el entorno de la gobernadora y lo acusan de plantear escenarios forzados para “mostrar un poco de rudeza y de resistencia”.
En el Frente Renovador niegan de plano esta acusación y señalan con malicia que acaso el problema es que fracasó el acercamiento a Randazzo y algunos de los que se involucraron en esa negociación, hoy quedaron afuera de las conversaciones para sacar el presupuesto que llevan adelante Sarghini y Meoni.
Es en ese marco de tensiones que cayó especialmente mal en el entorno de Vidal la propuesta del Frente Renovador de crear un Fondo de Infraestructura para los municipios.»Massa sabe que en la provincia hay cada vez más obras y que el año que viene van a estar muy desarrolladas y por eso reclama un Fondo para que lo manejen los municipios, es una jugada para contener a sus intendentes”, explicó a LPO un allegado a la gobernadora.