Santa Fe: Por ola de homicidios relevan al Jefe de la Policía

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Bruschi y Amaya

El ministro de Seguridad santafesino , Maximiliano Pullaro, decidió cambiar otra vez las piezas de la conducción de la fuerza en busca, según remarcaron desde esa cartera, de “mayor operatividad” en momentos en que los 129 homicidios ocurridos en lo que va del año vuelven a generar preocupación en la población.

Luis Bruschi pidió licencia de su puesto como jefe de la policía, después de asumir en ese cargo el 11 de abril pasado. Su salida estuvo motivada, según fuentes de la fuerza de seguridad provincial, en una pelea con Pullaro, algo que desde el Ministerio de Seguridad negaron.

La situación es atípica, porque José Luis Amaya, el reemplazante de Bruschi, fue designado de manera interina y por ahora sólo estará al mando de la policía “durante 15 días”. Además de ser el subjefe, Amaya también es el titular de la Unidad Regional II de Rosario y, si asume como Jefe de Policía, no se sabía anoche quien iba a continuar en esa Regional tan importante. Esta incertidumbre generaba ayer malestar en algunos sectores de la fuerza compuesta por 22.000 efectivos.

Los cambios de Pullaro habían comenzado hace una semana, cuando había relevado al jefe de la importante Unidad Regional Santa Fe, comisario mayor Adrián Rodríguez, por el comisario mayor Luis María Siboldi.

Ahora, el recambio de la cúpula policial se realizó ayer a la mañana en Santa Fe, en un “acto reservado” del que participaron los directores generales de policía y los jefes de las Unidades Regionales. En un clima de intimidad, el ministro Pullaro, según revelaron fuentes de la cartera de Seguridad, dejó expuesta la precariedad de las designaciones al recalcar que “nadie debe sentirse seguro en el cargo, porque lo que se evalúan son los objetivos. Cualquiera puede ser cambiado en cualquier momento”.

Pullaro advirtió que “no está conforme con el trabajo de la policía”. Hasta ahora las exigencias del ministro no tuvieron una devolución de la fuerza, en momentos en que los controles sobre los efectivos son más intensos, a partir de la utilización de herramientas tecnológicas. Desde su oficina el ministro tiene cuatro pantallas led donde monitorea en tiempo real los patrullajes en cada ciudad de la provincia. Sabe cuántos móviles están en las calles y por dónde se mueven. Y si acuden con rapidez a los llamados del 911. “Ya nadie desde la policía puede contarte ningún cuento”, señalaron cerca del ministro.

Esa mayor exigencia del trabajo policial comenzó a develar algunas grietas con la puesta en marcha de los patrullajes en 74 cuadrículas de Rosario, sin depender de las comisarías. El foco está puesto en una mayor reacción a la hora de intervenir y en la prevención, con mapas del delito en tiempo real.

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