Crucero Belgrano: Silencio y lágrimas para honrar a los amigos

 

Sin laureles ni redoble de tambores. Sin bendiciones ni rituales especiales. Fue sólo silencio, lágrimas y un rosario ofrecido al mar de las Islas Malvinas. Así honraron a los compañeros que murieron en el hundimiento del Crucero Belgrano, los excombatientes sanjuaninos que estuvieron en abril en suelo malvinense.
«Tal vez mucha gente no le de valor, nosotros arrojamos un rosario al agua, frente al Puerto Argentino en forma de homenaje a los caídos del crucero. Porque en Darwin están las tumbas de los muertos en la guerra, los padres e hijos tienen un lugar donde decir una oración o dejar algo, pero los que murieron en el Belgrano tienen su tumba en altamar, no hay otra forma de dejarles algo que no sea solo simbólico”, contó  Santiago Alvarez, ex combatiente.
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Él junto a Luis Ruiz y Nelson Adrián Valdez, fueron los tres sanjuaninos que sobrevivieron el hundimiento del crucero que participaron de la primera expedición a Malvinas, organizada por el Gobierno de la Provincia.
De los 323 tripulantes que murieron en el Belgrano, sólo 23 están enterrados en territorio argentino, los otros 300 quedaron en el barco hundido, esas 23 madres no tienen un lugar físico donde dejar una flor o rendir un homenaje, «es muy doloroso eso”, dijeron.
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«La mayoría somos muy creyentes, en ese momento cada uno en silencio hizo su oración, recordando a los compañeros en los mejores momentos, porque la parte trágica uno no se olvida, pero los que no volvieron uno los quiere recordar en el mejor momento de su vida”, aseguró Albarez con un nudo en la garganta.
Este 2 de mayo se cumplen 34 años del hundimiento del ARA Belgrano, de los 1.093 tripulantes murieron  323, de los cuales 22 eran sanjuaninos. En todo el conflicto murieron 24 sanjuaninos, los otros dos son el Teniente Oscar Silva y Agustín Montaño. «Si miramos esos números es una proporción alta los que murieron en el Belgrano, pero no creo que sea por nada especial. En esa época éramos muchos los sanjuaninos que buscábamos una salida laboral en las Fuerzas Armadas. La situación económica en esos años era muy mala, más para los que no teníamos experiencia, se ganaba un buen sueldo en el Ejército o en Gendarmería”, dijo Álbarez.
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Por su parte, Valdéz contó que desde hace años venía pidiendo poder ir a las islas. «Le escribí a los ex presidentes, a Néstor y Cristina para ir, y me encontré de golpe con la posibilidad y me tomó de sorpresa, pero comprendí que de alguna manera los sueños se cumplen”, dijo.
Por eso, poder recordar y homenajear a los compañeros del Belgrano en Malvinas fue una pequeña-gran victoria. «Cada uno hizo su reflexión, recordamos la experiencia vivida, el momento del hundimiento, pero después la herramienta que uso siempre es hablar en mi mente con un compañero, Turis, siempre lo tomaba de referencia, y fue a quien le dije ‘acá estoy, mi sueño se ha cumplido’, y sólo recordar las vivencias buenas”.
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En Malvinas
Santiago Albarez
«Ir a Malvinas… es como ir a su casa y para entrar tiene que presentar el DNI. Acá hay que presentar pasaporte para entrar a su tierra. Podés caminar sin problemas, sacar fotos, para ellos sos un turista más, no hay provocaciones, no hay intercambio de palabras, la atención es correcta, amable. Pero los sentimientos son encontrados.
Conocer el lugar por el que peleamos hace 34 años fue importantísimo, la culminación de algo sobre lo que siempre preguntaba: cómo eran las islas. Porque los que estuvimos en el Belgrano no llegamos a las islas, no las conocíamos, y conocer por qué hemos luchado y nos pasó lo que nos pasó, es importante.
Fue un viaje que colmó mis expectativas. El día más emotivo fue el 2 de abril, fue muy fuerte y caló muy hondo. Pudimos recorrer un poco Malvinas, porque es muy grande, más de lo que uno se imagina, es una provincia más de la Argentina, un lugar que nos merecemos.
Fue muy gratificante. Algunos hablan de descargar la mochila, cerrar heridas, pero yo no descargué ninguna mochila, aprendí que a mi mochila la debo llevar con orgullo, con honor por los compañeros que no volvieron”.
Nelson Adrián Valdez
«La vivencia más importante fue la del cementerio de Darwin, eso fue lo más emotivo y fuerte, toda la carga estaba ahí en la mayoría de los compañeros. Yo miraba las placas y leía los nombres y pensaba que esa gente era mi remplazo porque yo podía figurar en esas placas.
Es impactante donde está el cementerio, tan lejos, en una loma, en la soledad, con el frio permanente de la isla. Yo tuve la suerte de ser el que abrió y cerró las puertas del cementerio y cuando iniciamos el viaje la idea era la de cerrar la historia, curar el alma, tal vez podía ser así. Esto habría sido cerrar el círculo, pero pensaba en esas madres, hermanos, hijos, que no iban a tener esa posibilidad… para mí ha sido importante por toda esa gente que formó parte indirectamente.
Lo más emotivo fue ver que soy uno de los tuvo la oportunidad de estar a los pies de la tumba de un verdadero héroe, muchas mamás no van a  tener esa oportunidad y ese pensamiento era algo que me preocupaba mucho y lo que más me desvelaba”.
Nota: El Tiempo  de  San  Juan