He ahí el poeta,
Impactado por los rayos del rey,
Que en el cenit de su imperio señorea,
He ahí para siempre, con su pluma moderna,
De espalda a su muerte, con sabor a llanura,
Atravesando el tiempo de la grama crujiente;
Desafiando el olvido con espigas que incitan
A un arado que hiera para echar la simiente,
He ahí al poeta,
Con su faz altiva al sol de los tiempos,
Labrador de ensueños de la pampa ardiente,
En la gleba elevada donde estallan las mieses
Con un mar de fulgores en cada diciembre
Estela Benítez 03/03/16
A Carlos Ortíz